lunes, 14 de diciembre de 2015

LA CULTURA DE LOS OBJETOS VS. LA CULTURA DE LOS SUJETOS

¿Has visto las noticias últimamente? Pareciera que los humanos nos hemos puesto fecha límite para terminar de auto-destruirnos. Guerra, terrorismo, corrupción, opresión, narcotrafico, son palabras que suenan tan «de la vida diaria» como trabajo, suegra ó pelota.

El precio que estamos pagando por eso que llamamos “progreso” es que estamos perdiendo nuestro valor como personas, para convertirnos en máquinas de producir dinero para pagar un montón de cosas que no necesitamos, pero que «es indispensable tener». Nuestro valor ahora depende de nuestra capacidad de producir; ahora “somos” lo que los contadores llaman un “activo”, por lo que nuestro valor se mide por la cuenta de cheques y por las cosas que poseemos.

Tristemente, tal vez inconscientemente, otros dicen que inevitablemente, hemos pasado de la “cultura de los sujetos” a la “cultura de los objetos” en la cual amamos las cosas y usamos a las personas. También se llama a la cultura de los objetos la “cultura de la muerte” porque fomenta, aunque no abiertamente, todavía, la muerte de todos aquellos sujetos que resultan una carga a la “productividad” de la sociedad.

El problema es ¿Quién decide que personas viven y que personas mueren? En la realidad deciden aquellas personas que concentran el poder, y para ellos la prioridad es mantener ese poder; el valor de la vida humana es algo secundario y “utilizable” de acuerdo a esos intereses particulares. Siria es un buen ejemplo, y como ese ha habido muchos en el pasado; la suegra que destruye la familia del hijo por el afán de seguir manipulando; el esposo que utiliza el miedo y la violencia para tener «súbditos» en lugar de familia.

La “cultura de los objetos” ya está poniendo a los “sujetos” al servicio de la economía y del poder utilizándolos como «animales de carga» para que lleven en sus espaldas el peso del progreso. ¿Habrá posibilidad alguna de invertir la forma como las cosas ya están funcionando actualmente?, produciendo la desigualdad que acabará destruyendo a la raza humana. ¿Te gustaría ver a tus hijos e hijas explotados, infelices y «desechables» en nombre del progreso?, ¿Qué no sería mejor verlos disfrutando el progreso gracias al surgimiento de una nueva sociedad más equitativa y justa?

Si te sorprendes a ti mismo pensando: “Mario es ingenuo, soñador e infantil, porque es imposible vivir en la realidad con esa mentalidad. La realidad es que el que pega primero pega dos veces” quisiera que cayeras en cuenta que es precisamente esa «incapacidad de creer que es posible» es lo que está haciendo el cambio imposible. ¡Por supuesto que es posible hacer el cambio! Si quieres una prueba ve lo que ha pasado en la Comunidad Económica Europea en los últimos 10 años. Quince países con grandes diferencias étnicas, de lenguaje, de religión, con economías desiguales, son capaces de trabajar juntos y hacer los cambios para integrarse a la CEE.

También podrías estar pensando: “¡Eso del amor al prójimo no es mi bronca!...ahí se la echan”. Por supuesto que es tu bronca, no porque tú seas responsable de haber causado la mentalidad de opresión, sino porque a ti también te afecta. Te afecta en tu negocio porque los empleados te robarán hasta cansarse, te afecta en tu casa porque tu pareja, en lugar de buscar una solución a los problemas, prefiere ponerte cuernos. Te afecta con tus hijos porque te verán como proveedor(a) o gato(a) y cuando ya no les sirvas serás “desechado” de acuerdo a la «cultura de los objetos». Y podemos seguir con la suegra, con los vecinos, con el Gobierno, etc. etc. Como puedes ver a todos nos afecta de una manera muy directa.

Yo te invitaría a asumir la responsabilidad personal que te toca en este asunto porque sólo así podremos cambiar la responsabilidad social. La «cultura de los sujetos», en donde las personas, incluyéndote a ti mismo, son más importantes que las cosas, produce mejor calidad de vida porque al respetar a las otras personas tenemos amigos en lugar de enemigos. Entonces podemos trabajar en equipo y construir mejores carreteras, casas y carros y los podemos disfrutar. La “cultura de los sujetos”, sin llegar a los extremos de una codependencia enfermiza, además de buenas relaciones interpersonales también produce riqueza material, con la diferencia que la riqueza sirve para mejorar la calidad de vida de los involucrados. Esto es lo que sucede en los países más desarrollados, quienes tienen mejor distribución de su riqueza y cada vez son más ricos.

Los mexicanos, incluyéndonos todos, debemos cambiar nuestra mentalidad orientándola hacia el desarrollo de una personalidad más segura de nosotros mismos, menos influenciable por «el que dirán»; menos temerosa de asumir la responsabilidad de nuestras vidas. En esos términos las cosas serían mucho más sencillas y al guardar el equilibrio entre nuestro derecho a estar bien y el derecho de otros a estar bien podríamos progresar sobre bases más sólidas y permanentes. Hoy más que nunca es importante tener presente la frase de Don Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”... y yo agregaría “... y la prosperidad duradera”. 

Y si tú no eres mucho de pensar en Benito Juárez y en el amor, te la voy a poner de otro modo: Prácticamente todo lo que necesitas para ser feliz ya existe; ya existe el dinero, el afecto de tu pareja e hijos, la aceptación y el reconocimiento de otras personas, ya existen los buenos amigos, la música, la lancha bonita que siempre has querido comprar, etc. Pero es importante que caigas en cuenta de una cosa: todas esas «buenas cosas de la vida» que tú quisieras sólo te pueden llegar a través de otras personas. 

Cuando vives de acuerdo a la “cultura de los objetos” abusarás de esas personas que «tienen lo que tú necesitas para ser feliz» y las otras personas te vamos a «nominar» para sacarte de nuestras vidas porque sólo las personas enfermizas y con baja autoestima toleran los abusos y malos tratos. Si funcionas en base a la «cultura de los sujetos» respetarás más a quienes tienen lo que tú necesitas y esas otras personas con gusto te darán esos “bienes” materiales, y psicológicos que necesitas para disfrutar la vida. Medita al respecto y verás que la “cultura de los sujetos” es mejor que la “cultura de los objetos”.

Necesitamos hacer ver, CON NUESTRAS ACCIONES, a quienes nos rodean, que los valores de la comprensión mutua, de la honestidad, de la empatía, de la justicia social son valores ACTUALES, que pueden funcionar mejor que los que se están fomentando a través de los medios de comunicación. Ideas como “el que no tranza no avanza” son fórmulas que garantizan el fracaso, la ineficiencia, la separación de quienes nos rodean. Son fórmulas que garantizan nuestra debilidad y nuestra incapacidad de trabajar en equipo buscando el bienestar común. Son fórmulas que garantizan que personas de otros países terminen controlando nuestras vidas, nuestra economía… nuestro futuro.

Ojalá que tengas un poco de conciencia sobre estas cosas que estamos mencionando para que en el ambiente donde te desenvuelves puedas hacer algo para que las otras personas no se dejen llevar tan fácilmente por el espejismo de la modernidad, de lo “light”, de los logros sin esfuerzo a costa de exprimir a otros. México, como país se nos está yendo de las manos. Si seguimos así nuestros hijos y nietos serán “colonizados” nuevamente por ideologías cada vez más mercantilistas, en donde lo único importante será el dinero obtenido a cualquier precio.

Ese es el postulado principal de la “cultura de los objetos”: dinero para adquirir lo que sea al precio que sea. En el planeta Tierra tal vez seamos la única especie que tiene la capacidad de destruirse a sí misma, y lo estamos logrando en nombre del “progreso”, de “la modernidad”. Recuerda que tú también eres parte de este planeta y serás afectado por todo este cambio loco hacia el suicidio colectivo. Debes “despertar” de ese sueño de conformismo e indiferencia antes de que sea demasiado tarde. Solo cambiando en lo individual podremos cambiar en lo colectivo, y al paso que vamos no queda mucho tiempo.

Los científicos nos están diciendo a gritos que, por el cambio climático que estamos provocando, las cosas se van a poner cada vez peor. El agua será el próximo “motivo de guerra” entre los países. Así como estamos destruyendo «nuestra casa» también nos estamos destruyendo a nosotros mismos a través de una mentalidad orientada hacia «los objetos» en lugar de hacia «los sujetos». Pregúntate a ti mismo que estás haciendo al respecto de todo esto, y si la respuesta es algo como: “poco o nada” por favor recapacita ahora que todavía queda un poco de tiempo. Por favor asume la responsabilidad que te toca y trata de hacer tu parte para que este mundo sea más equitativo, más justo, y sobre todo, más humano. De no hacerlo tú también serás una víctima de este proceso auto destructivo. Tal vez tú no lo iniciaste pero acabarás pagando «la factura»… Eso no sería bueno para nadie.






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