¿Has
visto las noticias últimamente? Pareciera que los humanos nos hemos
puesto fecha límite para terminar de auto-destruirnos. Guerra,
terrorismo, corrupción, opresión, narcotrafico, son palabras que
suenan tan «de la vida diaria» como trabajo, suegra ó pelota.
El
precio que estamos pagando por eso que llamamos “progreso” es que
estamos perdiendo nuestro valor como personas, para convertirnos en
máquinas de producir dinero para pagar un montón de cosas que no
necesitamos, pero que «es indispensable tener». Nuestro valor ahora
depende de nuestra capacidad de producir; ahora “somos” lo que
los contadores llaman un “activo”, por lo que nuestro valor se
mide por la cuenta de cheques y por las cosas que poseemos.
Tristemente,
tal vez inconscientemente, otros dicen que inevitablemente, hemos
pasado de la “cultura de los sujetos” a la “cultura de los
objetos” en la cual amamos las cosas y usamos a las personas.
También se llama a la cultura de los objetos la “cultura de la
muerte” porque fomenta, aunque no abiertamente, todavía, la muerte
de todos aquellos sujetos que resultan una carga a la “productividad”
de la sociedad.
El
problema es ¿Quién decide que personas viven y que personas mueren?
En la realidad deciden aquellas personas que concentran el poder, y
para ellos la prioridad es mantener ese poder; el valor de la vida
humana es algo secundario y “utilizable” de acuerdo a esos
intereses particulares. Siria es un buen ejemplo, y como ese ha habido
muchos en el pasado; la suegra que destruye la familia del hijo por
el afán de seguir manipulando; el esposo que utiliza el miedo y la
violencia para tener «súbditos» en lugar de familia.
La
“cultura de los objetos” ya está poniendo a los “sujetos” al servicio
de la economía y del poder utilizándolos como «animales de carga»
para que lleven en sus espaldas el peso del progreso. ¿Habrá
posibilidad alguna de invertir la forma como las cosas ya están
funcionando actualmente?, produciendo la desigualdad que acabará
destruyendo a la raza humana. ¿Te gustaría ver a tus hijos e hijas
explotados, infelices y «desechables» en nombre del progreso?, ¿Qué
no sería mejor verlos disfrutando el progreso gracias al surgimiento
de una nueva sociedad más equitativa y justa?
Si
te sorprendes a ti mismo pensando: “Mario es ingenuo, soñador e
infantil, porque es imposible vivir en la realidad con esa
mentalidad. La realidad es que el que pega primero pega dos veces”
quisiera que cayeras en cuenta que es precisamente esa «incapacidad
de creer que es posible» es lo que está haciendo el cambio
imposible. ¡Por supuesto que es posible hacer el cambio! Si quieres
una prueba ve lo que ha pasado en la Comunidad Económica Europea en
los últimos 10 años. Quince países con grandes
diferencias étnicas, de lenguaje, de religión, con economías
desiguales, son capaces de trabajar juntos y hacer los cambios para
integrarse a la CEE.
También
podrías estar pensando: “¡Eso del amor al prójimo no es mi
bronca!...ahí se la echan”. Por supuesto que es tu bronca, no
porque tú seas responsable de haber causado la mentalidad de
opresión, sino porque a ti también te afecta. Te afecta en tu
negocio porque los empleados te robarán hasta cansarse, te afecta en
tu casa porque tu pareja, en lugar de buscar una solución a los
problemas, prefiere ponerte cuernos. Te afecta con tus hijos porque
te verán como proveedor(a) o gato(a) y cuando ya no les sirvas
serás “desechado” de acuerdo a la «cultura de los objetos». Y
podemos seguir con la suegra, con los vecinos, con el Gobierno, etc.
etc. Como puedes ver a todos nos afecta de una manera muy directa.
Yo
te invitaría a asumir la responsabilidad personal que te toca en
este asunto porque sólo así podremos cambiar la responsabilidad
social. La «cultura de los sujetos», en donde las personas,
incluyéndote a ti mismo, son más importantes que las cosas, produce
mejor calidad de vida porque al respetar a las otras personas tenemos
amigos en lugar de enemigos. Entonces podemos trabajar en equipo y
construir mejores carreteras, casas y carros y
los podemos disfrutar.
La “cultura de los sujetos”, sin llegar a los extremos de una
codependencia enfermiza, además de buenas relaciones interpersonales
también produce riqueza material, con la diferencia que la riqueza
sirve para mejorar la calidad de vida de los involucrados. Esto es lo
que sucede en los países más desarrollados, quienes tienen mejor
distribución de su riqueza y cada vez son más ricos.
Los
mexicanos, incluyéndonos todos, debemos cambiar nuestra mentalidad
orientándola hacia el desarrollo de una personalidad más segura de
nosotros mismos, menos influenciable por «el que dirán»; menos
temerosa de asumir la responsabilidad de nuestras vidas. En esos
términos las cosas serían mucho más sencillas y al guardar el
equilibrio entre nuestro derecho a estar bien y el derecho de otros a
estar bien podríamos progresar sobre bases más sólidas y
permanentes. Hoy más que nunca es importante tener presente la frase
de Don Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”...
y yo agregaría “... y la prosperidad duradera”.
Y si tú no eres
mucho de pensar en Benito Juárez y en el amor, te la voy a poner de
otro modo: Prácticamente todo lo que necesitas para ser feliz ya
existe; ya existe el dinero, el afecto de tu pareja e hijos, la
aceptación y el reconocimiento de otras personas, ya existen los
buenos amigos, la música, la lancha bonita que siempre has querido
comprar, etc. Pero es importante que caigas en cuenta de una cosa:
todas esas «buenas cosas de la vida» que tú quisieras sólo te
pueden llegar a través de otras personas.
Cuando
vives de acuerdo a la “cultura de los objetos” abusarás de esas
personas que «tienen lo que tú necesitas para ser feliz» y las
otras personas te vamos a «nominar» para sacarte de nuestras vidas
porque sólo las personas enfermizas y con baja autoestima toleran
los abusos y malos tratos. Si funcionas en base a la «cultura de los
sujetos» respetarás más a quienes tienen lo que tú necesitas y
esas otras personas con gusto te darán esos “bienes” materiales,
y psicológicos que necesitas para disfrutar la vida. Medita al
respecto y verás que la “cultura de los sujetos” es mejor que la
“cultura de los objetos”.
Necesitamos
hacer ver, CON NUESTRAS ACCIONES, a quienes nos rodean, que los
valores de la comprensión mutua, de la honestidad, de la empatía,
de la justicia social son valores ACTUALES, que pueden funcionar
mejor que los que se están fomentando a través de los medios de
comunicación. Ideas como “el que no tranza no avanza” son
fórmulas que garantizan el fracaso, la ineficiencia, la separación
de quienes nos rodean. Son fórmulas que garantizan nuestra debilidad
y nuestra incapacidad de trabajar en equipo buscando el bienestar
común. Son fórmulas que garantizan que personas de otros países
terminen controlando nuestras vidas, nuestra economía… nuestro
futuro.
Ojalá
que tengas un poco de conciencia sobre estas cosas que estamos
mencionando para que en el ambiente donde te desenvuelves puedas
hacer algo para que las otras personas no se dejen llevar tan
fácilmente por el espejismo de la modernidad, de lo “light”, de
los logros sin esfuerzo a costa de exprimir a otros. México, como
país se nos está yendo de las manos. Si seguimos así nuestros
hijos y nietos serán “colonizados” nuevamente por ideologías
cada vez más mercantilistas, en donde lo único importante será el
dinero obtenido a cualquier precio.
Ese
es el postulado principal de la “cultura de los objetos”: dinero
para adquirir lo que sea al precio que sea. En el planeta Tierra tal
vez seamos la única especie que tiene la capacidad de destruirse a
sí misma, y lo estamos logrando en nombre del “progreso”, de “la
modernidad”. Recuerda que tú también eres parte de este planeta y
serás afectado por todo este cambio loco hacia el suicidio
colectivo. Debes “despertar” de ese sueño de conformismo e
indiferencia antes de que sea demasiado tarde. Solo cambiando en lo
individual podremos cambiar en lo colectivo, y al paso que vamos no
queda mucho tiempo.
Los
científicos nos están diciendo a gritos que, por el cambio
climático que estamos provocando, las cosas se van a poner cada vez
peor. El agua será el próximo “motivo de guerra” entre los
países. Así como estamos destruyendo «nuestra casa» también nos
estamos destruyendo a nosotros mismos a través de una mentalidad
orientada hacia «los objetos» en lugar de hacia «los sujetos».
Pregúntate a ti mismo que estás haciendo al respecto de todo esto,
y si la respuesta es algo como: “poco o nada” por favor
recapacita ahora que todavía queda un poco de tiempo. Por favor
asume la responsabilidad que te toca y trata de hacer tu parte para
que este mundo sea más equitativo, más justo, y sobre todo, más
humano. De no hacerlo tú también serás una víctima de este
proceso auto destructivo. Tal vez tú no lo iniciaste pero acabarás
pagando «la factura»… Eso no sería bueno para nadie.
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