El HACER, en cuanto a actividad productiva conduce al tener cosas, conocimientos, habilidades, medios, etc. pero la cultura del HACER para tener debe ser traducida en una cultura del HACER CON CONSCIENCIA, o sea, el trabajo que busca llevar a la persona a trascender hacia nuevos niveles de conciencia. Con ese pequeño cambio podríamos reconciliar y complementar el HACER y el TENER con la cultura del SER, teniendo así una persona mejor integrada y congruente.
Si el hacer se personaliza, tiene que convertirse en hacer con consciencia. Es decir, no se limita a la actividad en sí ni a las cosas que resultan del simple hacer. Se convierte en acción interiorizada o espiritual, se convierte en un trabajo que la persona hace y controla desde su yo espiritual.
En esa misma medida, tu hacer, a través del hacer con consciencia, se conecta con tu parte espiritual, porque se integra a todo tu ser y enriquece tu personalidad. Si quieres decirlo así, aunque tal vez te suene raro, tu hacer con conciencia es una forma de santificación o iluminación espiritual, convirtiéndote en un ser humano completo que entiende el impacto y la importancia de lo que hace.
Si no logras convertir lo que haces en hacer con consciencia (riqueza subjetiva y espiritual del trabajo), cuando mucho llegarás a ser un pobre rico(a) esclavizado(a) en tu realidad física. No basta con que tengas los cinco sentidos físicos en lo que haces. Tienes que unirle la conciencia de por qué lo haces: lo que buscas, lo que quieres, lo que pretendes lograr, lo que sientes, el impacto que tendrá en quienes te rodean.
Debes darte cuenta que además de que tu hacer produce bienes y servicios como resultados del trabajo “mecánico” en términos de cosas o de bienes, también debes percibir gracias a tu conciencia espiritual que colaboras, entregas, sirves, construyes empresa, aportas a la sociedad, y ayudas a que los demás alcancen mejores niveles de bienestar. Cuando haces esto entonces puedes empezar a amar al prójimo como a ti mismo(a), puedes empezar a dar sin perder lo que se da, y puedes empezar esa transformación que te llevará ser una persona bien integrada a su realidad física y a su realidad espiritual.
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