domingo, 5 de noviembre de 2017

¿Y QUIÉN SE ENCARGARÁ DEL RESULTADO?

Supongo que a estas alturas de tu vida ya has tenido muchas oportunidades de tratar con ese acompañante indeseable que se llama estrés, quien es el responsable directo de la mayoría de tus infortunios. Te recomendaría no llegar a creer que es normal en tu vida. Si bien es cierto que parece ombligo, porque todo el mundo tiene, también es cierto que debemos aprender a manejarlo para disminuirlo a los niveles más bajos posibles, debido a que siempre tiene serias consecuencias negativas en tu salud física y mental.

Y sin lugar a dudas una de las mayores fuentes de estrés en tu vida es que has llegado a creer que tú debes y puedes garantizar el resultado favorable de todo lo que pasa en tu vida, lo cual es totalmente falso. Debes empezar a caer en cuenta que vivir es un asunto muy riesgoso porque no hay certeza de nada y tus mejores intenciones o deseos no garantizan un resultado favorable.

En términos reales sólo puedes incrementar las posibilidad de lograr un buen resultado, pero nunca lo puedes garantizar. Y ese es el problema. Las personas que te han rodeado desde que naciste te han hecho creer que está en tu mano asegurar el resultado deseado para cada cosa que haces. Cargar con esa responsabilidad sin analizarla es una fórmula infalible para morir infartado, o para adquirir adicciones, o para desarrollar enfermedades crónico degenerativas que harán tu vida miserable y tu bolsillo muy pobre. Por eso creo que vale la pena analizar que tanta responsabilidad tienes en el resultado de algunas situaciones comunes en tu vida.

1.- Garantizar tu vida en tu realidad física. No tienes ninguna posibilidad de garantizar tu vida, y el único tiempo que tienes seguro para vivir es “aquí y ahora”. No puedes asegurar estar vivo(a) media hora después de leer estas líneas. Alimentarte bien y no hacer estupideces aumenta la posibilidad de vida pero no la garantiza; sin embargo, ante esa realidad nos llenamos de pánico y preocupación por ideas como “yo no me puedo morir porque mis hijos están chiquitos”, “es que en mi familia todos dependen de mí”, “es que si algo me pasa nadie va a cuidar a mi mamá viejita”.

Y las situaciones que estoy mencionando son cosas reales pero tu preocupación porque crees que de tí depende resolverlas bien no te ayuda para nada, ni garantiza un resultado positivo; por el contrario, disminuye la posibilidad de que funciones bien porque si no te puedes encargar de tí menos podrás encargarte de otras personas. Claro que debes ocuparte de hacer las cosas lo mejor posible dentro de tus posibilidades, pero debes despreocuparte de garantizar el resultado porque no puedes hacer nada al respecto. No tienes comprada ni tu vida ni la de otras personas. Te recomiendo leer un libro que se llama “El poder del ahora” de Eckhart Tolle.


2.- Garantizar el resultado favorable en tus relaciones interpersonales. Este punto está caliente porque aprendiste que eres responsable de que tu relación de pareja funcione como en las novelas de amor, de que tus hijos sean gente de bien, de que tu jefe valore tu trabajo en la empresa, de que tu hermano mariguano escuche tus consejos y deje sus comportamientos problemáticos.

Nunca, y repito nunca, puedes garantizar que otras personas hagan lo correcto, lo lógico, lo que debe ser, lo que te prometieron. La razón es que todos los seres humanos cambiamos constantemente y tenemos “capacidad de elegir” y tú no puedes hacer nada para eliminarla. Tu mejor esfuerzo como papá o mamá no garantiza el comportamiento correcto de tu hijo(a) ni que haga lo que tú esperas... porque puede elegir actuar según su mentalidad y conveniencia.

En tus relaciones interpersonales debes hacer TU PARTE lo mejor posible para incrementar la probabilidad que las cosas funcionen bien, y debes DESPREOCUPARTE del resultado porque ese depende del comportamiento de las otras personas involucradas, sobre lo que no tienes ningún control.

En la realidad muchas veces ese comportamiento inadecuado de las otras personas te afecta y produce sufrimiento, y en esos casos deberás prepararte para dejar esas relaciones, que ahora llaman “tóxicas”, cuando POR SU MANERA DE ACTUAR te digan que no cambiarán. Con la boca te pueden prometer el cielo y las estrellas y si te duermes te engañarán. Si quieres que no te engañen olvídate de lo que te dicen y fíjate lo que hacen. Recuerda el refrán “hechos son amores”.

Y si tú crees que las otras personas cambiarán al ver tu sufrimiento temo decirte que te morirás engañado(a) antes de lo que te toca. El día de hoy vivimos en una cultura con valores totalmente individualista que funciona en base a la ley del embudo: “lo ancho para acá y lo picudo para allá”. Y si bien no puedes modificar el comportamiento de otras personas en contra de su voluntad, siempre puedes modificar el tuyo para incrementar tus probabilidades de una vida bonita para tí.

Y estoy hablando de esas personas que tú llamas “familia” y de la muy cercana como pueden ser tu pareja, tus hijos, tus hermanos. De ellos no te cuidas por la mentalidad bien intencionada pero muy ingenua de que ellos no te harán daño. Y si crees que estoy exagerando voltea a tu alrededor. Para muestra un botón basta: el 70% de la violencia que sufre la mujer en México es intrafamiliar, no es el vecino o gente desconocida.

En estos momentos tú podrías hacerte una pregunta totalmente válida: “Si mi mejor esfuerzo no garantiza un resultado, ¿porqué debo hacer mi parte lo mejor posible?”. Lo debes hacer para que si las cosas no salen bien tú te puedas ver en el espejo y sin culpa puedas decirte: “yo hice mi parte”. Sólo así estarás en paz contigo cuando halla resultados negativos o lamentables.


Y eso no es ser irresponsable, es ser responsable de lo único que puedes ser responsable en tus relaciones interpersonales: de tu comportamiento personal. Que en nuestra cultura te decimos otras cosas y te imponemos obligaciones que nunca podrás cumplir no cambia las cosas. Tú, como ser humano, tienes una limitación importante; no es un defecto, es una limitación: Sólo te puedes cambiar a ti mismo(a). Y si eso no te gusta no importa, así seguirá siendo contigo, sin tí o a pesar de tí.

3.- Elegir las consecuencias de tus acciones. Puedes elegir tus acciones pero no las consecuencias o resultados de tus acciones. Lo sepas o no las consecuencias de tus acciones siempre son definidas por leyes, principios o reglas que existen en el Universo y sobre las que tú no tienes ninguna influencia. Seguro has oído cosas como “el que a hierro mata, a hierro muere”, o “cosechas lo que siembras”. Esas son formas de hablar de esas leyes que ahí están trabajando sobre tí aunque no tengas conciencia de ellas.

Te recomiendo aprender especialmente sobre tres de esas leyes que determinarán tu calidad de vida con tu permiso o sin él: a) La ley de causa y efecto, b) La ley de acción y reacción, y c) La ley del mínimo esfuerzo, también llamada ley del menor esfuerzo. Si quieres complementar esto busca un libro que se llama Kybalion, que encuentras gratis en internet, y que habla de 7 principios de la prosperidad. Fue escrito por tres discípulos del sabio Hermes Trismegisto, quién se considera el padre de la sabiduría egipcia. En el canal de YouTube también hay muchos videos que hablan de estas leyes.

Trabajar en contra de esas leyes universales es como nadar contra el rio. Cuando vas aprendiendo nadas a favor del rio y entonces el mismo rio que hizo tu vida miserable te ayuda a tener una vida plena. La vida siempre es bonita pero tú te la puedes hacer catastrófica a través de tus acciones equivocadas, porque las consecuencias de tus actos son definidas por esas reglas. Siembra problemas en tu vida y cosecharás problemas; sembrar problemas y cosechar vida bonita va en contra de esas reglas.

Si quieres que esas leyes te ayuden tus acciones deben estar determinadas por valores como la inciativa personal, la responsabilidad, la claridad de propósito, la justicia, la honestidad, la integridad, el respeto mutuo, la cooperación creativa
y la disposición al cambio. Así el rio de la vida trabajará a tu favor y será mucho más probable que tengas una vida bonita. Si actúas en contra de esos valores es seguro que tendrás una vida fea porque esas leyes trabajarán en tu contra y no puedes hacer nada para cambiarlas.

En base a lo anterior te invito a replantearte la pregunta inicial: “¿Y quién se encargará del resultado?” y observa a que conclusiones llegas. Como siempre, recibe un saludo y dale para adelante que la vida está bonita... y para cualquier duda o comentario busca en el lado derecho de tu pantalla la sección "para ponerte en contacto conmigo" y desde ahí mismo me lo puedes enviar.




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