Supongo que a estas alturas de tu vida
ya has tenido muchas oportunidades de tratar con ese acompañante
indeseable que se llama estrés, quien es el responsable directo de
la mayoría de tus infortunios. Te recomendaría no llegar a creer
que es normal en tu vida. Si bien es cierto que parece ombligo,
porque todo el mundo tiene, también es cierto que debemos aprender a
manejarlo para disminuirlo a los niveles más bajos posibles, debido
a que siempre tiene serias consecuencias negativas en tu salud física
y mental.
Y sin lugar a dudas una de las mayores
fuentes de estrés en tu vida es que has llegado a creer que tú
debes y puedes garantizar el resultado favorable de todo lo que pasa
en tu vida, lo cual es totalmente falso. Debes empezar a caer en
cuenta que vivir es un asunto muy riesgoso porque no hay certeza de
nada y tus mejores intenciones o deseos no garantizan un resultado
favorable.
En términos reales sólo puedes
incrementar las posibilidad de lograr un buen resultado, pero nunca
lo puedes garantizar. Y ese es el problema. Las personas que te han
rodeado desde que naciste te han hecho creer que está en tu mano
asegurar el resultado deseado para cada cosa que haces. Cargar con
esa responsabilidad sin analizarla es una fórmula infalible para
morir infartado, o para adquirir adicciones, o para desarrollar
enfermedades crónico degenerativas que harán tu vida miserable y tu
bolsillo muy pobre. Por eso creo que vale la pena analizar que tanta
responsabilidad tienes en el resultado de algunas situaciones comunes
en tu vida.
1.- Garantizar tu vida en tu realidad
física. No tienes ninguna posibilidad de garantizar tu vida, y el
único tiempo que tienes seguro para vivir es “aquí y ahora”. No
puedes asegurar estar vivo(a) media hora después de leer estas
líneas. Alimentarte bien y no hacer estupideces aumenta la
posibilidad de vida pero no la garantiza; sin embargo, ante esa
realidad nos llenamos de pánico y preocupación por ideas como “yo
no me puedo morir porque mis hijos están chiquitos”, “es que en
mi familia todos dependen de mí”, “es que si algo me pasa nadie
va a cuidar a mi mamá viejita”.
Y las situaciones que estoy mencionando
son cosas reales pero tu preocupación porque crees que de tí
depende resolverlas bien no te ayuda para nada, ni garantiza un
resultado positivo; por el contrario, disminuye la posibilidad de que
funciones bien porque si no te puedes encargar de tí menos podrás
encargarte de otras personas. Claro que debes ocuparte de hacer las
cosas lo mejor posible dentro de tus posibilidades, pero debes
despreocuparte de garantizar el resultado porque no puedes hacer nada
al respecto. No tienes comprada ni tu vida ni la de otras personas.
Te recomiendo leer un libro que se llama “El poder del ahora” de
Eckhart Tolle.
2.- Garantizar el resultado favorable
en tus relaciones interpersonales. Este punto está caliente porque
aprendiste que eres responsable de que tu relación de pareja
funcione como en las novelas de amor, de que tus hijos sean gente de
bien, de que tu jefe valore tu trabajo en la empresa, de que tu
hermano mariguano escuche tus consejos y deje sus comportamientos
problemáticos.
Nunca, y repito nunca, puedes
garantizar que otras personas hagan lo correcto, lo lógico, lo que
debe ser, lo que te prometieron. La razón es que todos los seres
humanos cambiamos constantemente y tenemos “capacidad de elegir”
y tú no puedes hacer nada para eliminarla. Tu mejor esfuerzo como
papá o mamá no garantiza el comportamiento correcto de tu hijo(a)
ni que haga lo que tú esperas... porque puede elegir actuar según
su mentalidad y conveniencia.
En tus relaciones interpersonales debes
hacer TU PARTE lo mejor posible para incrementar la probabilidad que
las cosas funcionen bien, y debes DESPREOCUPARTE del resultado porque
ese depende del comportamiento de las otras personas involucradas,
sobre lo que no tienes ningún control.
En la realidad muchas veces ese
comportamiento inadecuado de las otras personas te afecta y produce
sufrimiento, y en esos casos deberás prepararte para dejar esas
relaciones, que ahora llaman “tóxicas”, cuando POR SU MANERA DE
ACTUAR te digan que no cambiarán. Con la boca te pueden prometer el
cielo y las estrellas y si te duermes te engañarán. Si quieres que
no te engañen olvídate de lo que te dicen y fíjate lo que hacen.
Recuerda el refrán “hechos son amores”.
Y si tú crees que las otras personas
cambiarán al ver tu sufrimiento temo decirte que te morirás
engañado(a) antes de lo que te toca. El día de hoy vivimos en una
cultura con valores totalmente individualista que funciona en base a
la ley del embudo: “lo ancho para acá y lo picudo para allá”. Y
si bien no puedes modificar el comportamiento de otras personas en
contra de su voluntad, siempre puedes modificar el tuyo para
incrementar tus probabilidades de una vida bonita para tí.
Y estoy hablando de esas personas que
tú llamas “familia” y de la muy cercana como pueden ser tu
pareja, tus hijos, tus hermanos. De ellos no te cuidas por la
mentalidad bien intencionada pero muy ingenua de que ellos no te
harán daño. Y si crees que estoy exagerando voltea a tu alrededor.
Para muestra un botón basta: el 70% de la violencia que sufre la
mujer en México es intrafamiliar, no es el vecino o gente
desconocida.
En estos momentos tú podrías hacerte
una pregunta totalmente válida: “Si mi mejor esfuerzo no garantiza
un resultado, ¿porqué debo hacer mi parte lo mejor posible?”. Lo
debes hacer para que si las cosas no salen bien tú te puedas ver en
el espejo y sin culpa puedas decirte: “yo hice mi parte”. Sólo
así estarás en paz contigo cuando halla resultados negativos o
lamentables.
Y eso no es ser irresponsable, es ser
responsable de lo único que puedes ser responsable en tus relaciones
interpersonales: de tu comportamiento personal. Que en nuestra
cultura te decimos otras cosas y te imponemos obligaciones que nunca
podrás cumplir no cambia las cosas. Tú, como ser humano, tienes una
limitación importante; no es un defecto, es una limitación: Sólo
te puedes cambiar a ti mismo(a). Y si eso no te gusta no importa, así
seguirá siendo contigo, sin tí o a pesar de tí.
3.- Elegir las consecuencias de tus
acciones. Puedes elegir tus acciones pero no las consecuencias o
resultados de tus acciones. Lo sepas o no las consecuencias de tus
acciones siempre son definidas por leyes, principios o reglas que
existen en el Universo y sobre las que tú no tienes ninguna
influencia. Seguro has oído cosas como “el que a hierro mata, a
hierro muere”, o “cosechas lo que siembras”. Esas son formas de
hablar de esas leyes que ahí están trabajando sobre tí aunque no
tengas conciencia de ellas.
Te recomiendo aprender especialmente
sobre tres de esas leyes que determinarán tu calidad de vida con tu
permiso o sin él: a) La ley de causa y efecto, b) La ley de acción
y reacción, y c) La ley del mínimo esfuerzo, también llamada ley
del menor esfuerzo. Si quieres complementar esto busca un libro que
se llama Kybalion, que encuentras gratis en internet, y que habla de
7 principios de la prosperidad. Fue escrito por tres discípulos del
sabio Hermes Trismegisto, quién se considera el padre de la
sabiduría egipcia. En el canal de YouTube también hay muchos videos
que hablan de estas leyes.
Trabajar en contra de esas leyes
universales es como nadar contra el rio. Cuando vas aprendiendo nadas
a favor del rio y entonces el mismo rio que hizo tu vida miserable te
ayuda a tener una vida plena. La vida siempre es bonita pero tú te
la puedes hacer catastrófica a través de tus acciones equivocadas,
porque las consecuencias de tus actos son definidas por esas reglas.
Siembra problemas en tu vida y cosecharás problemas; sembrar
problemas y cosechar vida bonita va en contra de esas reglas.
Si quieres que esas leyes te ayuden tus
acciones deben estar determinadas por valores como la inciativa
personal, la responsabilidad, la claridad de propósito, la justicia,
la honestidad, la integridad, el respeto mutuo, la cooperación
creativa
y la disposición al cambio. Así el
rio de la vida trabajará a tu favor y será mucho más probable que
tengas una vida bonita. Si actúas en contra de esos valores es seguro
que tendrás una vida fea porque esas leyes trabajarán en tu contra
y no puedes hacer nada para cambiarlas.
En base a lo anterior te invito a
replantearte la pregunta inicial: “¿Y quién se encargará del
resultado?” y observa a que conclusiones llegas. Como siempre,
recibe un saludo y dale para adelante que la vida está bonita... y para cualquier duda o comentario busca en el lado derecho de tu pantalla la sección "para ponerte en contacto conmigo" y desde ahí mismo me lo puedes enviar.
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