Hay otra cosa curiosa con respecto a la felicidad; nos dicen que siempre está en el futuro. Seguramente has oído cosas como: "cuando tengas tu primer hijo vas a ser feliz", "cuando termines la universidad vas a ser feliz", "cuando tengas tu casa propia vas a ser feliz" y muchas otras similares. El problema es que siempre la información dice lo mismo: la felicidad está el futuro. El único problema es que el futuro nunca llega, PORQUE SÓLO EXISTE EN NUESTRA MENTE. La vida real se desenvuelve solamente en el presente. En la vida real sólo hay AQUÍ Y AHORA.
Es muy importante empezar a caer en cuenta que la felicidad ES UN ESTADO DE ÁNIMO; no es algo que nos llega, es algo que producimos dentro de nosotros mismos cuando sabemos como hacerlo. De la misma manera como produces optimismo, alegría, entusiasmo, odio, culpas, envidia o resentimientos, igual puedes producir FELICIDAD, porque es un estado de ánimo igual que las otras cosas que mencioné.
Para producir cualquiera de esos estados de ánimo debes generar cierto tipo de ideas y actitudes. La felicidad es lo mismo; se genera en tu interior cuando tu crees, sientes, percibes, o como quieras decirlo, dos cosas sobre tu vida; QUE TIENE SIGNIFICADO Y QUE TIENE PROPÓSITO. Que tenga significado implica que tu sabes que lo que haces en tu vida diaria sirve para mejorar tu vida personal y la de quienes te rodean. Por así decirlo, sabes que tú presencia y actividad hacen la diferencia en los resultados que se obtienen. Cuando dicen; "ni sobra el que se queda ni falta el que se va" están hablando de personas güinientas cuyas vidas no tienen significado.
Que tu vida tenga propósito quiere decir que tienes objetivos, metas, ideales QUE TE GUSTAN Y SON LIBREMENTE ELEGIDOS POR TI Y PARA TÍ. No tienen que ser cosas exóticas o complicadas, o caras de llevar a cabo. Tienen que ser cosas que te causen satisfacción hacer y que las hagas porque buscas en primer lugar una satisfacción personal. Si deseas, por ejemplo, puedes ayudar al prójimo, pero la razón de ayudar al prójimo ES QUE A TI TE SATISFACE. Lo haces para tí y el prójimo se beneficia en segundo lugar.
LA CLAVE DE LA FELICIDAD ES QUE TOMES LA DECISIÓN DE PRODUCIR TU FELICIDAD, y de que empieces a hacer lo necesario para lograrlo. Eso implica que dejas de esperar que llegue y te empiezas a mover desde la situación de vida que tienes para generarla haciendo los cambios necesarios para que tu vida tenga significado y propósito, Si necesitas esperar a que pase algo para empezar a actuar, en realidad has elegido que las cosas sigan como están porque no estás dispuesto(a) a tomarte las "molestias" o "inconvenientes" que implica el cambio.
Ser
felices no es sólo nuestro derecho sino, en cierto sentido, también nuestra
responsabilidad si pretendemos realmente vivir como Dios dice, porque sólo siendo felices podemos ser causantes de cambios buenos para hacer este mundo un poco mejor de lo que está. Las personas infelices lo único que dan es lástima, y esa no sirve para producir cambios positivos. Pudiéramos decir que aceptar la responsabilidad y el compromiso de ser felices es el modo de aceptar vivir como Dios dice, al margen del credo religioso que practiques. Si practicas un dogma religioso sin aceptar la responsabilidad y el compromiso de ser feliz en realidad sólo eres cucaracha de iglesia.
Somos felices en la
medida en que optamos por ver y crear las razones para la felicidad. El optimismo y la felicidad son los
resultados del trabajo bien hecho. La clave no está en
lo que tenemos dentro, sino en lo que estamos dispuestos a hacer con lo que
tenemos dentro. La
diferencia entre las personas que «viven su potencial» y las que no lo hacen no
es la cantidad de potencial que poseen, sino la cantidad de permiso que se dan
a sí mismas para vivir en el presente en ese estado mental que estamos llamando felicidad. Somos una generación adulta. Tenemos cuerpos adultos, responsabilidades
adultas y profesiones adultas. Lo que a
muchos de nosotros nos falta es un contexto adulto para nuestra vida, en el que
nos demos permiso para brillar, para florecer plenamente, para mostramos
poderosamente EN EL PRESENTE sin temor de no valer lo suficiente.
Ser feliz es un compromiso
inquebrantable con una manera de ser diferente, una respuesta mental a la vida que
está en total desacuerdo con lo que piensa el mundo. Desarrollar la capacidad de generar felicidad dentro de nosotros mismos constituye la base del desarrollo del poder personal. El símbolo de la
Navidad es una estrella: "una luz en la oscuridad". La Navidad es un símbolo de
cambio. Significa el nacimiento de un
ser nuevo, cuya madre es nuestra condición humana y cuyo padre es Dios. María
simboliza lo femenino que todos llevamos dentro, impregnado por el
espíritu. Su función es decir sí,
quiero, recibo, no abortaré este proceso, acepto con entusiasmo mi compromiso de ser feliz. El niño nacido de esta
concepción mística es el Cristo en todos nosotros. Los ángeles despertaron a
María en mitad de la noche y le dijeron que la esperaban. «En mitad de la
noche» simboliza nuestra oscuridad, nuestra confusión, nuestra desesperación.
«Ven» quiere decir: apaga el televisor, deja de emborracharte, lee mejores
libros, aprende, DEJA DE SER GUINIENTO(A)
En este proceso de elegir ser feliz, el gran enemigo a vencer es EL EGO, la falsa imagen de ti mismo(a) que se ha creado en tu mente a medida que vives. El ego libra una secreta batalla contra la
felicidad. Se dice que podemos ver el vaso medio vacío o medio lleno. No es tan difícil
tener sentimientos y pensamientos positivos.
El problema es que nos resistimos a ellos porque nos hacen sentir
culpables. El mundo nos ha enseñado a creer que somos
inferiores, que no somos perfectos, que es una actitud arrogante pensar que
merecemos una felicidad completa. Este
es el punto donde nos quedamos atascados.
Si nos pasa algo bueno - el amor, el éxito, la felicidad - que sólo parece
adecuado para una persona «que realmente se lo merezca», nuestra mente
subconsciente decide que eso no es para nosotros, y nos saboteamos las
oportunidades de ser felices. Pocas
personas nos han agraviado tanto como nosotros nos agraviamos a nosotros mismos.
Casi
todos nos sentimos en algún nivel como caballos de carreras que muerden el
freno y se agolpan contra el portón, esperando y rezando para que alguien venga
a abrirnos la puerta y podamos finalmente correr. Sentimos tanta energía reprimida, tanto
talento inmovilizado... En nuestro corazón sabemos que nacimos para hacer
grandes cosas y tenemos un miedo profundo de desperdiciar nuestra vida. Pero la única persona que puede abrir tu portón eres tú mismo(a). La mayoría lo
sabemos. Nos damos cuenta de que la
puerta cerrada con llave es nuestro propio miedo. Pero a estas alturas hemos aprendido que en
algún nivel nuestro terror de avanzar es tan grande que se necesitaría un
milagro para liberamos.
«Hijo de la luz, no sabes que la luz está en
ti.» dice tu Biblia. La luz, es decir, pensar que efectivamente podríamos
valer lo suficiente como para ser felices, es tan amenazadora para el ego que le hace sacar sus
cañones más poderosos para defenderse de ella. Su mezquindad es su armadura, su protección
contra la luz. Nuestra defensa contra la luz es siempre alguna forma de
culpa que proyectamos en nosotros mismos o en los demás. Dios puede amamos infinitamente, el universo
puede apoyamos interminablemente, pero mientras no coincidamos con la bondadosa
apreciación que Dios tiene de nosotros y con el misericordioso comportamiento
del universo, haremos todo lo que esté a nuestro alcance para mantener a raya
los milagros a que tenemos derecho.
En realidad no tenemos tanto miedo de nuestra oscuridad como de la luz que llevamos dentro. La única
razón de que todos estemos tan necesitados de terapia es que hemos perdido la
conexión esencial con el significado de la felicidad y con nuestra capacidad de generarla Y CONSERVARLA. Cualquier forma de sanación psicológica, independientemente de como se logre, lleva a lo mismo: a la aceptación de mi derecho y capacidad de generar felicidad para mi mismo y con nuestras propias percepciones sanadas poder ayudar a iluminar a los
demás.
Tenemos otro viaje por emprender. Un viaje hacia la felicidad que es nuestra verdadera casa. Nuestra casa está dentro de
nosotros, y continuamente estamos escogiendo entre descansar en ella o luchar
contra la experiencia.Te recomendaría dejar de luchar contra ti mismo(a). Por favor renuncia al Club de la Lágrima Perpetua y el Sufrimiento Agudo y capacítate para recuperar tu verdadera naturaleza de "hijo de la luz". Ese es tu destino y mientras te opongas serás un desequilibrado emocional; y en consecuencia, un lastre para ti mismo(a) y para quienes te rodean.
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